viernes, 17 de abril de 2009

CALIDAD DE VIDA











Hace unos meses compré el libro "CARTAS PARA CLAUDIA" de Jorge Bucay. Aunque el libro no me entusiasma, lo voy leyendo a trozos y de vez en cuando. Ayer abrí una página al azar y me encontré con esta historia:

Cuentan que un señor llegó a una estación de tren, en un pequeño pueblecito. Como llevaba consigo tres pesadas maletas, trató de encontrar un maletero que le ayudara a llevarlas al hotel, que estaba a tres calles de allí. Preguntó al jefe de estación y éste le dijo que buscara a Juancho, a quién encontraría seguramente en la plaza de enfrente. El señor cargó con sus maletas hasta la plaza y, allí, tendido al sol sobre un banco, encontró a un barbudo y desaliñado lugareño, que supuso que era Juancho.

- ¿Juancho?
- Sí...¿Eh...?- dijo el hombre sin moverse.

- ¿Usted es Juancho?
- Sí, señor- contestó sin moverse.

- ¿Usted es el maletero?

- ¡Ajá!- siguió sin moverse.

- Usted debería estar en la estación y no aquí, en la plaza.

- ¿Y para qué?

- ¿Cómo que para qué? Estando allí encontraría al menos diez veces más pasajeros que estando aquí.
- ¿Y para que quiero diez veces más pasajeros?

- ¡Para ganar más dinero!

- ¿Y para qué?

- ¡Pero hombre! Para comprar un moto por ejemplo.

- ¿Y para qué querría yo la moto?

- Para llevar las maletas en un remolque con la moto.

- ¿Y para qué?

- Para hacer menos viajes en menos tiempo.

- ¿Y para qué?
- Para ganar más dinero y, con un poco de suerte, convertirse en un empresario de los transportes.

- ¿Y para qué?

- ¡Para ganar mucho dinero!

- ¿Y para que querría yo tanto dinero?

- Y... cuando tenga mucho dinero, podrá vivir sin trabajar y descansar aquí en la plaza todo lo que quiera.

- ¿Y ahora qué estoy haciendo?- contestó el hombre abriendo un sólo ojo.


Jorge Bucay comenta que para algunos privilegiados ejercer su profesión supone un enriquecimiento, disfrutan de su trabajo y no se cansan. Pero cuando el trabajo implica sumergise en una carrera económica y se vive sólo para tratar de ganar más dinero, entonces ese trabajo interrumpe la intimidad y monopoliza el tiempo.

Me ha gustado esta historia porque invita a reflexionar. ¿Hasta que punto valoramos más el dinero que nuestro tiempo? ¿De qué sirve pasarte todo el día trabajando si no tienes tiempo para ver crecer a tus hijos o pasar un rato con tu pareja? Puede que Juancho sólo sea un vago pero ¿acaso no es más inteligente el que tiene lo que quiere con el mínimo esfuerzo? Él no necesita grandes sumas de dinero, sólo quiere vivir tranquilamente con lo justo para comer y vestirse y tomar el sol en la plaza.

Lo malo es que cada vez nos creamos más necesidades, y esas necesidades cuestan dinero. Es cuestión de encontrar el equilibrio entre trabajo y calidad de vida. Me pregunto si Juancho tiene una familia que mantener y una hipoteca que pagar.

viernes, 6 de marzo de 2009

NIÑOS EN LAS GUERRAS














Hace poco que he leído "La Ladrona de libros" y me ha hecho pensar en películas y libros que tratan del mismo tema: La vida es bella, El niño del pijama de rayas, El diario de Ana Frank... , todos hablan de la guerra, de amistades rotas y personas asesinadas por el capricho de unos pocos, y sobre todo hablan de niños que no entienden lo que está pasando.

Niños víctimas de la ambición de los adultos, niños que no comprenden por qué pelean los mayores, por qué de repente alguien es insultado, por qué el que ayer era amigo hoy es enemigo.
Son historias que explican cómo vivieron la guerra los niños desde diferentes puntos de vista. Quizás la que más me gusta por su "tierna dureza" o por su "dura ternura" es La vida es bella.

Pero no escarmentamos, las guerras parece que sólo sirvan para inspirar historias. A pesar de que nos estremezcamos con esas historias y aún sabiendo que algunas son basadas en hechos reales, sigue habiendo niños que mueren por la sinrazón de los adultos.

El ser humano es la mayor plaga de la tierra y seguimos tropezando una y otra vez con la misma piedra.

viernes, 27 de febrero de 2009

BROWNIE



En mi trabajo somos 11 mujeres y siempre hay algo que celebrar y si no lo hay es igual, cualquier momento es bueno para tomarse unas pastas, unos choricitos y unas morcillas que alguien trae del pueblo, un bizcocho que a alguien se le ha ocurrido cocinar con una nueva receta, unos bombones traidos de algún viaje... Bueno, y siempre hablando de la dieta y la operación bikini ....

Hace pocos días una compañera trajo un Brownie que estaba buenísimo y he pensado que como hace pocos dias que fue mi cumpleaños os podría invitar a un delicioso Brownie. Yo todavía no he probado a hacerlo pero el que hizo ella estaba, vuelvo a repetir, buenísmo.

Así que aqui tenéis la receta:

INGREDIENTES

200 gr chocolate para fundir
220 gr mantequilla
250 gr azúcar
4 huevos
100 gr harina
levadura (supongo que 1 o 2 cucharaditas)
nueces
Fundir el chocolate y la mantequilla y dejar enfriar un poco.
Aparte mezclamos los huevos, la harina, el azúcar y la levadura.
Picamos las nueces. Cantidad y grosor al gusto.
Añadimos el chocolate con la mantequilla (tibio) a la masa de huevos harina y azúcar. Y mezclamos bien. Añadimos también las nueces y volvemos a mezclar.
Untamos con mantequilla un molde con bordes altos.
Vertemos la masa en el molde.
Al horno a 180º durante 30 minutos. Comprobamos con un cuchillo a similar que esté hecho (si sale seco está hecho)
Se puede acompañar con helado de vainilla y salsa de chocolate (chocolate fundido con un poco de leche).

¡¡¡Estáis todos invitados a probarlo!!!

¡¡¡Espero que os guste!!!

sábado, 14 de febrero de 2009

EL ELEFANTE QUE QUERÍA SER HOMBRE



En un rincón del mundo donde no todos tenían nariz, vivía un elefante muy grande que se llamaba Raimon. Cuando Raimon miraba a los hombres admiraba sus pequeñas narices y sus cuerpos ágiles y derechos. Él siempre tendría que caminar a cuatro patas, casi a cinco patas, con aquella trompa tan larga que tenía, arrastrando sus alargadas orejas por tierra.

Un día conoció a una chica, Sandra, a quien le gustaban mucho los animales. Venía a darle de comer cada día y mientras que ella hablaba él miraba su cuerpo esbelto, sus cabellos negros y brillantes, sus pequeñas orejas y sobre todo aquella nariz corta y fina que tanto envidiaba.

- Si fuese hombre, me casaría con esta mujer- le dijo al león Nicolás.

- Puede que el buho Fabio te ayude, pregúntale.

El buho le escuchó y después de mirarlo con sus ojos grandes y redondos, decidió darle un consejo:

- Mira Raimon, tú eres un elefante y ella es una mujer, si quieres casarte con ella tendrás que convertirte en hombre. Sólo la bruja Casilda, que vive en el bosque de las fresas, podrá ayudarte pero has de ir tú sólo.

Caminando, caminando sin hablar con nadie, encontró la casa de la bruja. Era una mujer vieja y arrugada, con las piernas torcidas y peludas. El elefante pensó: "no todas las mujeres son guapas". Le explicó que quería ser un hombre para casarse con Sandra. La bruja se puso a reir:

-Pues, escúchame atentamente porque no te lo repetiré: para volverte hombre tendrás que superar algunas pruebas y con cada prueba perderás una parte de elefante y tendrás otra de hombre; te advierto que lo último que tendrás que cambiar será la trompa, y cuando la hayas cambiado nunca podrás volver a ser un elefante, piénsatelo bien.
- Ya lo he pensado, quiero ser hombre.

- Ahora te daré algunas pócimas de diferentes colores, cada pócima corresponde a una parte del cuerpo y cuando la bebas te trasladarás a un lugar diferente donde deberás superar una prueba. Puedes elegir el orden de las pócimas, pero acuérdate que cuando hayas cambiado la trompa no podrás cambiar nada más y te puedes quedar mitad hombre mitad elefante.

El elefante cogió las pócimas y decidió que lo primero que cambiaria sería las orejas. Se tomó la pócima correspondiente y, de pronto, se encontró en una cueva con un lago. Escuchó una voz que decía:

- Hola, soy el dragón Patacrago y vivo en este lago. Si orejas pequeñas quieres tendrás que apagar mi fuego.

Con la trompa cogió agua del lago y apagó el fuego que salía por la boca del dragón, esta prueba era fácil. Ya tenía orejas pequeñas.

En segundo lugar, quería cambiar el cuerpo, la pócima le trasladó a un circo donde todo el mundo se reía de él.

- Un elefante de orejas pequeñas, ja, ja, se reian los payasos (el elefante pensó:"no me gustan estas narices")

Lo encerraron en un jaula, pero con su trompa abrió la puerta y se escapó.

En tercer lugar quería cambiar las patas, cola incluida, la pócima le trasladó a una montaña, pero era dificil caminar con el cuerpo de hombre y las patas grandes de elefante. Una hada que se compadeció de él le preguntó si quería volver a ser elefante, Raimon dijo que no. Aún así, la hada le levantó en el aire cuando una roca caía encima de él. Sólo le quedaba cambiar la trompa y la cara.

Cuando se tomó la última pócima se encontró en un bosque muy ruidoso y tenebroso, se escuchaban los tiros de los cazadores. El elefante iba caminando muy poco a poco, agarrándose la trompa con sus nuevas manos, pesaba demasiado, no tenía muchas fuerzas para otra prueba. Pero los cazadores se acercaban, tenía que huir. Entonces, llegaron sus amigos: el león, el buho y el hada y le dijeron: ¿Todavía quieres ser hombre?

El elefante estaba muy cansado y cuando ya iba a contestar que sí, entró en el bosque una elefante muy joven y elegante, de piel gris y ojos vivos, y el elefante dijo:

-No , no quiero ser un hombre, quiero ser un elefante.

Y vivieron felices comiendo anises.

Moraleja: No cambies por nadie, siempre habrá alguien a quien querer y que te quiera tal como tú eres.

Este cuento lo escribí hace doce años y he creído que hoy día de San Valentín podría ser un buen día para incluirlo en el blog. El original está escrito en catalán con algunas palabras que riman y al traducirlo ha perdido un poco. Iba a poner también la versión en catalán pero me ha dado pereza y me parecía una entrada muy larga.


Bueno, lo he pensado mejor y voy a poner la versión original:

"En un racó del mon on no tenia nas tothom, vivia un elefant molt gros que es deia Raimon. Quan en Raimon mirava els homes admirava els seus nassos petits i els seus cossos àgils i drets. Ell sempre hauria de caminar a quatre potes, gairabé a cinc potes, amb aquella trompa tan llarga que tenia, arrossegant les seves orelles allargassades pel terra.

Un dia va conèixer una noia, la Sandra, a qui agradaven molt els animals. Venia a donar-li menjar cada dia i mentre la noia li parlava, ell mirava el seu cos esvelt, els seus cabells negres i brillants, les seves orelles petites i sobretot aquell nas curt i fi que tant envejava.

- Si fos home, em casaria amb aquesta noia- li va dir al lleó Nicolàs.
- Potser que el brúfol Fabio t'ajudi, pregunta-li.
El brúfol va escoltar-lo i desprès de mirar-lo amb els seus ulls grans i rodons, va decidir donar-li un consell:
- Mira Raimon, tu ets un elefant i ella és una noia, si et vols casar amb ella t'hauràs de convertir en home. Solo la bruixa Casilda, que viu al bosc de les maduixes, podrà ajudar-te però has d'anar-hi tot sol.

Caminant, caminant, sense parlar amb ningú, va trobar la casa de la bruixa. Era una dona vella i arrugada amb les cames tortes i peludes. L'elefant va pensar: "no totes les dones són boniques". Li va explicar que volia ser un home per casar-se amb la Sandra. La bruixa es va posar a riure:
- Doncs, escolta'm atentament perquè no t'ho repetiré: per tornar-te home hauràs de superar unes quantes proves i amb cada prova perdràs una part d'elefant i en tindràs un altra d'home; t'adverteixo que l'últim que hauràs de canviar serà la trompa, iquan l'hagis canviat mai podràs tornar a ser un elefant, pensa-ho bé.
- Ja ho he pensat, vull ser home.
- Ara et donaré algunes pocions de diferents colors, cada poció correspon a una part del cos i quan la beguis et traslladaràs a un lloc diferent on hauràs de superar una prova. Pots triar l'ordre de les pocions, però recorda't que quan hagis canviat la trompa ja no podràs canviar res més i et pots quedar meitat home meitat elefant.

L'elefant va agafar les pocions i va decidir que el primer que canviaria seria les orelles, es va pendre la poció corresponent i, de sobte, es va trobar en una cova amb un llac. va escoltar una veu que deia:
- Hola, sóc el drac Patacrac i visc en aquest llac. Si orelles petites vols, hauràs d'apagar el meu foc.
Amb la trompa va agafar aigua del llac i va apagar el foc que sortia per la boca del drac, aquesta prova era fàcil. Ja tenia orelles petites.

En segon lloc, volia canviar el cos, la poció el va traslladar a un circ on tothom es reia d'ell.
- Un elefant d'orelles petites, ja, ja, reien els pallassos (l'elefant va pensar: "no m'agraden aquests nassos.")
El van tancar a una gàbia, però amb la seva trompa va obrir la porta i es va escapar.

En tercer lloc volia canviar les potes, cua inclosa, la poció el va traslladar a una muntanya, però era difícil caminar amb el cos d'home i les potes grosses d'elefant. Una fada que es va compadir li va preguntar si volia tornar a ser elefant, en Raimon va dir que no, tot això la fada el va enlairar quan una roca queia a sobre d'ell. Nomès li quedava canviar la trompa i la cara.

Quan es va prendre l'ultima poció es va trobar en un bosc molt sorollós i tenebrós, s'escoltaven els trets d'uns caçadors. L'elefant anava caminant molt poc a poc, agafant-se la trompa amb les seves noves mansa, pesava massa, no tenia gaire forces per a una altra prova. Però els caçadors s'apropaven, havia de fugir. Llavors, van arribar els seus amics: el lleó, el brúfol i la fada i li van dir: Encara vols ser home?

L'elefant estava molt cansat i quan ja anava a contestar que sí, va entrar una elefanta molt jove i elegant, de pell grisa i ulls vius, i l'elefant va dir: no, no vull ser un home, vull ser un elefant.

I van viure feliços tot menjant anissos."








lunes, 26 de enero de 2009

El secreto


Soy primeriza en esto de escribir en un blog, pero mi hija me ha convencido para que lo haga. Cuando tenía su edad me gustaba mucho escribir y si entonces hubiera tenido internet seguro que hubiera tenido un blog. Mi hija me ha dicho ¿por qué no escribes ahora? Así que aquí estoy delante del ordenador sin saber muy bien por donde empezar.

Podría contaros mi vida o podría dar mi opinión sobre diferentes aspectos de la vida. Pero lo primero quizás sería demasiado aburrido y lo segundo sería opinar por opinar.

He pensado que podría dar mi opinión sobre los últimos libros que he leído. Estas Navidades me han regalado dos: "El secreto" y "La ladrona de libros".

Tengo que decir que "El secreto" no es ningún secreto. Todos sabemos que si ponemos todo nuestro empeño en conseguir algo tanto en nuestros pensamientos como en nuestros actos es más probable que consigamos lo que queremos. Es difícil conseguir algo tumbados en la cama y quejándonos por nuestra mala suerte. Ser positivo aumenta nuestra autoestima y de rebote proyectamos una imagen más sólida y triunfadora ante los demás. Podríamos hablar ahora del funcionamiento de los neurotransmisores y la serotonina y como influye ese funcionamieno en nuestro estado de ánimo, pero eso sería ponerme muy científica.

¿Pero hasta que punto está bien animarnos a creer que podemos conseguir todo lo que queremos? ¿No se corre el riesgo de generar frustraciones y sentimientos de culpabilidad si como sugiere el libro todo lo que nos pasa lo hemos generado nosotros? La verdad es que a mí nunca me han gustado los libros de autoayuda, me parecen un poco engañosos, filosofía barata.
Por otro lado en "El secreto" se habla de energía del universo, de fe... da un poco de yuyu.
Además algunos ejemplos de como ayuda conocer el secreto me parecen poco afortunados. En uno de sus capítulos explica que un niño estaba en un parque de Disney después de haber leído el libro y como el primer día había mucha gente y no se pudo subir a todas las atracciones el segundo día deseó subirse a todas. Al día siguiente por la mañana cuando estaba en la cola apareció un empleado que le dio una entrada para todas las atracciones sin tener que hacer cola. Mi pregunta es ¿era el único niño que deseaba eso? Un poco tonto el ejemplo. ¿Si varias personas desean lo mismo con todas sus fuerzas que pasa? ¿Habrá una lucha de campos de energía?

Me ha sorprendido este domingo un artículo en la revista ES de La Vanguardia titulado "Hasta donde llega nuestro poder" porque aunque no menciona este libro en concreto si que habla de los libros de autoayuda que creen en el control interno. Comenta que "en nuestra cultura se nos enseña desde niños a responsabilizarnos de todo lo que nos rodea y a creer que nuestras acciones pueden cambiar el mundo.. pero creer que tenemos poder absoluto sólo nos lleva a la excesiva culpabilización y a una sensación de frustración que nos resta fuerzas para enfrentarnos a otros asuntos vitales. Y termina "Las personas felices tienen la fuerza necesaria para cambiar aquello que está bajo su control, la paciencia imprescindible para sobrellevar lo que no pueden cambiar y la inteligencia suficiente para distinguir lo uno de lo otro."

Y acabo con una frase que escribí cuando tenía dieciocho años y que encabeza este blog: "Si crees que todo lo que se desea se consigue puedes consolarte pensando que lo que no has conseguido es porque realmente no lo deseabas." Que cada uno interprete esta frase como quiera. En el momento que la escribí estaba dedicada a otra persona, ahora me sugiere la fábula de la zorra y las uvas, no se si la conocéis (Después de varios intentos de intentar coger las uvas y no conseguirlo, la zorra dijo: están verdes y se fue tan contenta.)